Se desempeñó como Rector de la Universidad Nacional de La Plata entre los años 1976 y 1983, es decir en el período en que nuestro país sufrió la más terrible dictadura militar de nuestra historia.
En ejercicio de su cargo, fue responsable de las numerosas cesantías de trabajadores docentes y no docentes de esta Universidad, así como colaborador en la represión llevada adelante por las fuerzas que usurparon el poder en 1976. Así se convirtió en delator de trabajadores y estudiantes, muchos de los cuales continúan desaparecidos.
Los desaparecidos y asesinados por el terrorismo de estado durante la última dictadura militar que se extendió entre 1976 y 1983, pertenecientes a los claustros de alumnos, docentes, no docentes y graduados de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) superan los 750 casos.
Como admitió en 1999, en el marco de su declaración en el Juicio por la Verdad, mantuvo “una fluida relación con las autoridades nacionales y con el jefe de policía de la Provincia de Buenos Aires”, que no era otro que el mismísimo torturador Ramon Camps, responsable de una veintena de Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en la provincia.
Para ejemplificar su accionar, basta el testimonio de José Panettieri, docente que fue despedido en el 76 de sus cargos de profesor de Historia en las facultades de Humanidades, Económicas y la entonces Escuela Superior de Periodismo. En la resolución que dictaba la cesantía se justificaba la misma en razón de atribuirle al docente “factores de alto potencial de perturbación”. Es decir, que era peligroso para la nefasta dictadura. Dos días después, Panettieri fue secuestrado ilegalmente, destino que, desgraciadamente, compartió con miles de argentinos.
También es reconocido el papel de Guillermo Gallo en el desguace del ex Comedor Universitario. Cerrado dicho comedor, privando del sustento a numerosos estudiantes del interior, Gallo se limitó a solicitar permiso a las autoridades nacionales, lo cual habla de su concepto de la autonomía universitaria, para vender toda la maquinaria, herramientas y mobiliario. Se hizo bajo la modalidad de contratación directa, uno de los mecanismos más corruptos. En su gran mayoría, el destino de esos elementos tuvo como beneficiarios a dependencias militares.
El plan sistemático de persecución, secuestros, desaparición y torturas, instaurado en 1976 se propuso eliminar cualquier pensamiento político diferente. Dentro de la Universidad, la dictadura llevó esta política adelante a través de la restricción económica, el cierre de carreras, la instalación de cupos, la censura de intelectuales y la prohibición de cualquier actividad política a partir del cierre de los centros de estudiantes.
En este proyecto antipopular de la dictadura que pretendía una Universidad más pequeña para un país para pocos, Guillemro Gallo también fue responsable como Rector de la UNLP de la implementación del arancel estudiantil.
En estos días está citado para declarar en el Juicio a Etchecolaz, a propósito de la desaparición de la nieta de la Abuela de Plaza de Mayo Chicha de Mariani. Es una oportunidad para volver a ejercitar nuestra memoria. Para entender que la dictadura tuvo cómplices y personeros en las diversas instancias de vida de nuestro pueblo. Y que la condena social a estos individuos forma parte de la búsqueda de la construcción de una sociedad justa.
Guillermo Gallo vive actualmente en la calle 9 N 1239, de la localidad de City Bell, partido de La Plata, y su teléfono es 480-3551.
En ejercicio de su cargo, fue responsable de las numerosas cesantías de trabajadores docentes y no docentes de esta Universidad, así como colaborador en la represión llevada adelante por las fuerzas que usurparon el poder en 1976. Así se convirtió en delator de trabajadores y estudiantes, muchos de los cuales continúan desaparecidos.
Los desaparecidos y asesinados por el terrorismo de estado durante la última dictadura militar que se extendió entre 1976 y 1983, pertenecientes a los claustros de alumnos, docentes, no docentes y graduados de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) superan los 750 casos.
Como admitió en 1999, en el marco de su declaración en el Juicio por la Verdad, mantuvo “una fluida relación con las autoridades nacionales y con el jefe de policía de la Provincia de Buenos Aires”, que no era otro que el mismísimo torturador Ramon Camps, responsable de una veintena de Centros Clandestinos de Detención que funcionaron en la provincia.
Para ejemplificar su accionar, basta el testimonio de José Panettieri, docente que fue despedido en el 76 de sus cargos de profesor de Historia en las facultades de Humanidades, Económicas y la entonces Escuela Superior de Periodismo. En la resolución que dictaba la cesantía se justificaba la misma en razón de atribuirle al docente “factores de alto potencial de perturbación”. Es decir, que era peligroso para la nefasta dictadura. Dos días después, Panettieri fue secuestrado ilegalmente, destino que, desgraciadamente, compartió con miles de argentinos.
También es reconocido el papel de Guillermo Gallo en el desguace del ex Comedor Universitario. Cerrado dicho comedor, privando del sustento a numerosos estudiantes del interior, Gallo se limitó a solicitar permiso a las autoridades nacionales, lo cual habla de su concepto de la autonomía universitaria, para vender toda la maquinaria, herramientas y mobiliario. Se hizo bajo la modalidad de contratación directa, uno de los mecanismos más corruptos. En su gran mayoría, el destino de esos elementos tuvo como beneficiarios a dependencias militares.
El plan sistemático de persecución, secuestros, desaparición y torturas, instaurado en 1976 se propuso eliminar cualquier pensamiento político diferente. Dentro de la Universidad, la dictadura llevó esta política adelante a través de la restricción económica, el cierre de carreras, la instalación de cupos, la censura de intelectuales y la prohibición de cualquier actividad política a partir del cierre de los centros de estudiantes.
En este proyecto antipopular de la dictadura que pretendía una Universidad más pequeña para un país para pocos, Guillemro Gallo también fue responsable como Rector de la UNLP de la implementación del arancel estudiantil.
En estos días está citado para declarar en el Juicio a Etchecolaz, a propósito de la desaparición de la nieta de la Abuela de Plaza de Mayo Chicha de Mariani. Es una oportunidad para volver a ejercitar nuestra memoria. Para entender que la dictadura tuvo cómplices y personeros en las diversas instancias de vida de nuestro pueblo. Y que la condena social a estos individuos forma parte de la búsqueda de la construcción de una sociedad justa.
Guillermo Gallo vive actualmente en la calle 9 N 1239, de la localidad de City Bell, partido de La Plata, y su teléfono es 480-3551.